lunes, 27 de octubre de 2008

La Querencia.

Nos guste o no todos los que habitamos la tierra padecemos o disfrutamos de cierto instinto. En este momento, en el que el país se convierte en un terreno árido y difícil de transitar y habitar, me parece necesario recordarlo…
En los viejos tiempos, si un gaucho tenía que trasladarse en ferrocarril o en otro medio de transporte hacia otras tierras, montaba su caballo hasta la estación, al llegar a dicho lugar, descendía del animal, le sacaba la montura y con un buen golpe en el lomo, el caballo se despedía, volviendo al galope a su hogar solo, sin jinete. Los viejos caballos que han sido trasladados de pequeños, a otros campos, cuando envejecen, vuelven a su lugar de nacimiento, y pretenden pasar allí sus últimos años. También se conoce la vieja historia de un toro de Texas que fue trasladado a un nuevo campo, muy lejano de su hogar, atravesando la frontera de la región. Dicho toro al poco tiempo de llegar a su nuevo espacio, se escapo y tres días después, descendía las altas colinas para llegar a su lugar de origen. A los hombres de esta tierra nos sucede lo mismo, y ese espíritu de nostalgia y regreso a la raíz se llama: La Querencia. Pase lo que pase fuera de nuestra tierra de raíz, nos sentimos como un yuyo que apenas prende y que necesita apoyarse en una pared, o en un palo guía, por que cualquier tormenta de primavera puede barrerlo. Nuestras raíces son de las mas variadas nacionalidades, pero eso no nos impide, lograr una integración, tampoco nos impide recordar que este espíritu de la querencia, salvaje y necesario, hace inolvidable nuestros lugar…Muchos exiliados de nuestro país han sentido y sienten el incesante dolor de la lejanía. Estemos donde estemos, nuestro cuerpo necesita volver a sentir los primeros olores, el primer suelo, las primeras luces…Que nos dieron identidad, una identidad que con el tiempo se transforma y se llena de adornos, pero que también nos determino quienes somos y por que somos lo que somos…En estos momentos en los que es difícil estar aquí y ser lo que somos, no podía dejar de transmitir, lo valioso que puede ser estar aquí y ser lo que somos.

Victoria Chaya Miranda.

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