viernes, 2 de abril de 2010

ATRAVESÉ LA REJA.

Atravesé la reja, dispuesta a hacer una retirada…Tengo la suerte, o desgracia, de saber cuando perdí una batalla, y prefiero, no perder el honor por necia…Caminé dos calles hasta darme cuenta, con la poca conciencia que me quedaba, de que mi locación se hallaba en el medio del campo y que, llegar a zona urbana, iba a ser difícil… Tuve, un anterior intento de escape alrededor de las 6 a.m., pero me pareció difícil en la oscuridad, desatar el candado de la reja y huir…Siempre huyo cuando las situaciones me superan, y esta situación me había superado, rebalsado, sorprendido, alienado, contracturado, y sobre todo, me había desatado un llanto estremecedor, de esos que parecen un reloj de arena sin fin, que jamás termina, y que cuenta la cantidad de lentos minutos que pasan empapados en pleno llanto…Antes de ser descubierta en tal extrema situación me retiré, no me gusta tener testigos…Muy bien, el camino se hizo relajado, el llanto empezó a calmarse, ( ja, digo el llanto personificándolo como si no me perteneciera, YO empecé a calmarme) y mis luchas internas a darse por vencidas…Las únicas honestas en esta situación, eran mis piernas, que caminaban ligeras y hasta medio danzando, entre la confusión de no saber si acababa de vivir una pesadilla, o si esto era realmente lo real. Llegue a ver calles, casas y gente de carácter desconocido, cosa que me relajo aún más... Ahí recordé que tenia que llegar a tiempo a la función y que no sabia si podría hacer la obra entre tanto llanto y angustia. Logré atravesar el tráfico a través de un colectivo que me traslado por el camino equivocado. En mi desesperación por bajarme del vehículo, me paré y mi monedero desparramó su contenido por todo el colectivo, en juntar las monedas perdí la compostura, la pollera se enredó y rodé por el vehículo, como si fuera una pelota y haciendo una exhibición no deseada. Me incorpore como si nada, entre vergüenza, risa y llanto… Finalmente, me bajé del transporte…Esta vez si tome el colectivo indicado, y en cuanto vi plaza conocida me baje desesperada por seguir caminando a pesar de estar cansada… Quedaba tiempo, mi mochila cargada de grandes títeres no era pesada, me sentía algo liviana…Mi tristeza se debía a varios motivos pero no sabia si podría hacer mi tradicional obra de títeres en el teatro. Y la historia tan banal, y chata, que ya aburría, que no me comprometía en absoluto…Elegí dedicarme a los títeres cuando comprendí que mi realidad era infeliz, que mi deseo era crear otra vida, una paralela donde poner todas mis estúpidas ilusiones, todos mis anhelos, todos mis cuentos vivientes inconclusos y crear mi burbuja de esperanza…Esta vez yo controlaba los movimientos de mis personajes, esas vidas, esos sentimientos… Las sorpresas eran para todos menos para mi, esta vez, yo era dios y el diablo…Pero mi burbuja irreal paralela se había vuelto algo “tibia” o algo desterrada de conmoción…Así que, el sueño se apodero de mi y relajadamente, me dormí en el pasto de la plaza donde retumbaba la música de unos desquiciados y cercanos payasos…. En una burbuja de sueño descubrí la mejor historia de mis títeres, los encontré amándose, escuchándose, abrazándose, besándose y sobre todo, entregándose al cuento mas real y presente de mi vida. Me desperté y decidí cambiar la historia de la función, intentando forzar el destino de mis títeres, a alguna mínima posibilidad de encuentro…

Chaya.

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