lunes, 15 de agosto de 2011

Atravesando puertas...

… Empezamos una relación, pasan años, tormentas, momentos maravillosos y logramos la ansiada intimidad…La intimidad de conocer la oscuridad del otro, o de olerla, el trabajo de construir el diálogo y de traducirse…De sentir que el otro nos corrompe y nutre, nos desprotege y nos resulta imprescindible. El desencuentro se produce y eso, es inevitable, nos pasa a pesar de nosotros, es como la vida y la muerte, como el día y la noche… Nos reencontramos pero esta vez, con otro ser que nos recuerda nuestros aspectos brillantes, que nos delata el afecto, el aprecio y que nos puede ver de lejos como tal vez quien nos acompaña lo olvida, la atracción surte efecto y nos enredamos en otros brazos que resultan fabulosos y nos dan la pizca de miel necesaria, este encuentro dura poco y lo reconocemos por estar mas presentes …Lo cierto es que nuestra larga relación construida con peldaños de fe, de proyectos, de viajes hacia adentro y afuera, se cae, como una piedra en la cabeza…Perdemos un par de vidas en estos pasos, que tardan días, horas, meses, y que a su ritmo delinean nuestras grandes cicatrices, se nos rebelan las tripas, el pecho se hunde y la tormenta de la impermanencia se luce ante nosotros… Conocemos a otra persona y decodificamos quienes somos frente a este nuevo ser que nos deslumbra…Lo cierto es que nadie podrá ya quitarnos la profunda cicatriz de quienes fuimos con otro, del pasado, de la duda, de los momentos innombrables, de llorar a escondidas con esa dura sensación de que ya hemos sentido el dolor varias veces y la inocencia murió con cada relación terminada…En el medio de estas largas relaciones aparece una infidelidad, lo que para el común de la gente significa traición…Para mi, humanidad, aunque duela decirlo y pensarlo, aunque las cicatrices griten de reconocer que existe otra gente atractiva sexy, inteligente, profunda, digna de ser mirada y de que el otro simplemente tuvo un encuentro… ¿ Como no aceptarlo? …No se acepta si acaso el código de ambos es firme y si se rompe, se rompe con la relación…Pero si acaso existe la posibilidad de decir, son estos marcos de fidelidad e infidelidad los que se rompen, si dos seres libres tienen la posibilidad de no tener prejuicios y pueden decirse quienes son con libertad, o que les paso cuando fueron con otro y si ante esto podemos no cerrar los ojos, entonces seremos mas profundos de lo que fuimos, habremos crecido unos cuantos centímetros de alma, y seguramente desearemos quedarnos con este compañero o compañera de ruta que se animo a entender...Lo que hay que entender para que esta vida no te rompa, es que cada relación rota nos tatúa los ojos, nos pesa en el pecho, es inevitable, pero todo esto no nos saca ni un gramo de belleza si nos miramos al espejo del alma y logramos reconocer que hemos sido muchas personas a lo largo de los años y que no es necesario liberarnos de nadie mas que de nuestras creencias arbitrarias…

Todos los encuentros se producen, nos nutren y duran poco, lo difícil es tolerar el desencuentro.

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